Dos palabras, quizás cuatro, cinco... borras todo. A menudo no sabemos
cómo iniciar un escrito, las ideas dan vueltas y nada concretamos. Me ha pasado
muchas veces y mis profesores me dijeron que se debía al "síndrome de la
hoja en blanco". Al principio lo acepté por su autoridad intelectual, pero
con el tiempo no era suficiente para explicar lo que me pasaba al hacer la
tarea, sentía que había otras cosas detrás de esa "aparente incapacidad".
Ahora les comparto lo que pienso de eso, esperando que puedan darse la
oportunidad de liberar su potencialidad creativa al hacer sus tareas.
Escribir es una experiencia emocionante porque la mente ordena, clasifica y transforma las ideas a plasmar; a la vez es frustrante por temor a que el "ego" sea destrozado cuando el profesor revise el texto. Para no hacerlo ponemos pretextos como la falta de ingenio, la indisposición, el miedo, la incomprensión de lo que se lee o de lo que nos piden. Los alumnos suelen hacer trampas cuando se trata de un trabajo escrito, dígase resúmenes, reportes, notas críticas, ensayo, proyectos, etc.; no tienen que contármelo lo hice y mis compañeros de clase también.
Lo más común es encontrar trabajos que cortan y pegan párrafos enteros
de páginas de internet: Wikipedia, Rincón del vago, Yahoo respuestas,
Monografías.com, etc.; y se delatan por no quitarle las ligas URL y ser
idénticos a los demás trabajos, exceptuando el estilo de letra. Hay quienes
transcriben párrafos de las lecturas que dio el profesor, creyendo que al
seleccionar "los más importantes" habrán satisfecho los requisitos
mínimos de la tarea. Otros más escriben literalmente las palabras del autor sin
darle el crédito que se merece: sin citas, ni comillas o una referencia de las
páginas o libros consultados. Lo triste del asunto es que cuando conocemos lo
que es el "plagio" hemos hecho ya un robo masivo de ideas, que por
ignorancia o desidia lo habíamos convertido en algo habitual.
Cuando iniciamos el proceso de pensar por nosotros mismos nos apropiamos
de frases de los libros, maestros, películas, comerciales y por supuesto las
redes sociales mencionándolas a diestra y siniestra como si fueran nuestras,
haciéndolo "normal". Cuando comprendemos el transfondo y el alcance
de lo ya dicho y escrito entramos a la fase de la vergüenza, por haber sido
ladrones de ideas y haber engañado al maestro o quien leyó nuestros trabajos.
Pero el maestro no es tonto, conoce las tretas, el error ha sido dejarnos
permanecer en ese estado, permitiéndonos entregar trabajos de dudosa
procedencia; no obstante hay quienes nos exhortan a evitar el plagio académico,
mostrándonos las repercusiones que ese simple acto acarrea: el desprestigio y
violación a la ley de los derechos de autor.
Ya que somos conscientes de la ética a que nos comprometemos inicia una
fase de obsesión por dejar claro el origen de nuestras referencias mentales,
"influencias". Poco a poco nuestro pensamiento se nutre y nuestra
capacidad para razonar se incrementa, reflexionamos y analizamos no solo la
tarea sino lo que leemos, vemos y escuchamos. Hay quienes lo descubren
fácilmente y quienes tardan un poco más, sin embargo esa capacidad creativa
está en todos. Se nos muestra como la originalidad, los aportes, una crítica,
juicios fundados, análisis reflexivo, como una estructura y organización dentro
del texto, reflejo de nuestros pensamientos. La tarea no es para agradar al
maestro, es para enseñarnos a pensar por nosotros mismos, a comprender lo que
el hombre ha pensado desde tiempos inmemorables y significar nuestro presente.
En mi experiencia como estudiante he probado muchas técnicas para
redactar, organizar mis ideas y las del autor, estudiar antes de un examen o
repasar aspectos importantes. A la hora de sentarme a escribir lo que más me ha
ayudado es simplemente "escribir", se que parece simplista, pero solo
lo es en apariencia. Al poner dos palabras, quizás cuatro, cinco... las que
vengan a tu mente has dejado atrás la hoja en blanco y aunque después borres
todo lo habrás hecho porque has pensado algo mejor, has decidido que puedes
mejorar lo antes escrito. Conforme avanzas, regresas al texto original, lo
relees y lo transformas para decirlo con tu propio léxico. Cuando te das cuenta
llevas una oración completa, un párrafo, dos, una cuartilla; ves que el segundo
quedaría mejor al inicio y lo cambias, empiezas ese proceso de organización de
las ideas.
También ayudan las fichas técnicas, organigramas, mapas mentales,
conceptuales, seguir una estructura establecida por el profesor o el tipo de
trabajo que vayas a realizar (reseña, ensayo, cuento, protocolo, etc.). En
todos ellos habrá algo en común: idea general, ideas secundarias y conclusión;
un esquema básico de construcción del pensamiento dado por la Lógica, utilizado
en todas las ciencias y disciplinas. Con la experiencia te darás cuenta de que
tienes una manera especial de comunicarte por escrito, que no dista mucho de la
forma en que hablas: los que van directo al grano, los “choreros” (como yo), los
que tienen un grado elevado de reflexión, lo que “cantinflean”, los sintéticos,
los románticos y muchos más.
¡Arriésgate a escribir!, a ser ético hasta en las tareas más sencillas,
a dar el mérito a quién pensó eso antes que tu, a ser corregido y aprender de
tus errores. Piensa qué hay detrás de una simple frase, ya sea en la
televisión, la radio, las redes sociales, la lectura del profesor, el discurso
del político. Escribe lo que piensas y revisa lo que escribes, léelo y reléelo,
encontrarás más que decir con cada borrador. Todos los intelectuales lo hacen,
ninguno publica su texto a la primera, debe pasar por una revisión, no solo la
propia, sino la de editores, correctores de estilo y colegas. Date tiempo para
meditar por qué debes hacer esa tarea ¿mero capricho del profesor?, ¿por qué quiere
martirizarte durante el fin de semana o vacaciones?, ¿de dónde vienen tus
propios prejuicios acerca de la tarea? En resumen: lee, comprende, piensa, escribe y reescribe.
Esperando ser de ayuda y no haberte aburrido me despido de ti querido lector.
DiGaMaLa
Referencias en esta entrada:
- “Plagio académico, robo y fraude”, consultado el 20/02/14 en http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-07642008000400001
- “Plagio, luego existo”, consultado el 20/02/14 en http://www.cronica.com.mx/notas/2012/637309.html
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