19 de febrero de 2014

Hablemos de la tarea. Plagio en los trabajos escritos y el síndrome de la hoja en blanco

Dos palabras, quizás cuatro, cinco... borras todo. A menudo no sabemos cómo iniciar un escrito, las ideas dan vueltas y nada concretamos. Me ha pasado muchas veces y mis profesores me dijeron que se debía al "síndrome de la hoja en blanco". Al principio lo acepté por su autoridad intelectual, pero con el tiempo no era suficiente para explicar lo que me pasaba al hacer la tarea, sentía que había otras cosas detrás de esa "aparente incapacidad". Ahora les comparto lo que pienso de eso, esperando que puedan darse la oportunidad de liberar su potencialidad creativa al hacer sus tareas.


Escribir es una experiencia emocionante porque la mente ordena, clasifica y transforma las ideas a plasmar; a la vez es frustrante por temor a que el "ego" sea destrozado cuando el profesor revise el texto. Para no hacerlo ponemos pretextos como la falta de ingenio, la indisposición, el miedo, la incomprensión de lo que se lee o de lo que nos piden. Los alumnos suelen hacer trampas cuando se trata de un trabajo escrito, dígase resúmenes, reportes, notas críticas, ensayo, proyectos, etc.; no tienen que contármelo lo hice y mis compañeros de clase también. 

Lo más común es encontrar trabajos que cortan y pegan párrafos enteros de páginas de internet: Wikipedia, Rincón del vago, Yahoo respuestas, Monografías.com, etc.; y se delatan por no quitarle las ligas URL y ser idénticos a los demás trabajos, exceptuando el estilo de letra. Hay quienes transcriben párrafos de las lecturas que dio el profesor, creyendo que al seleccionar "los más importantes" habrán satisfecho los requisitos mínimos de la tarea. Otros más escriben literalmente las palabras del autor sin darle el crédito que se merece: sin citas, ni comillas o una referencia de las páginas o libros consultados. Lo triste del asunto es que cuando conocemos lo que es el "plagio" hemos hecho ya un robo masivo de ideas, que por ignorancia o desidia lo habíamos convertido en algo habitual.

Cuando iniciamos el proceso de pensar por nosotros mismos nos apropiamos de frases de los libros, maestros, películas, comerciales y por supuesto las redes sociales mencionándolas a diestra y siniestra como si fueran nuestras, haciéndolo "normal". Cuando comprendemos el transfondo y el alcance de lo ya dicho y escrito entramos a la fase de la vergüenza, por haber sido ladrones de ideas y haber engañado al maestro o quien leyó nuestros trabajos. Pero el maestro no es tonto, conoce las tretas, el error ha sido dejarnos permanecer en ese estado, permitiéndonos entregar trabajos de dudosa procedencia; no obstante hay quienes nos exhortan a evitar el plagio académico, mostrándonos las repercusiones que ese simple acto acarrea: el desprestigio y violación a la ley de los derechos de autor. 

Ya que somos conscientes de la ética a que nos comprometemos inicia una fase de obsesión por dejar claro el origen de nuestras referencias mentales, "influencias". Poco a poco nuestro pensamiento se nutre y nuestra capacidad para razonar se incrementa, reflexionamos y analizamos no solo la tarea sino lo que leemos, vemos y escuchamos. Hay quienes lo descubren fácilmente y quienes tardan un poco más, sin embargo esa capacidad creativa está en todos. Se nos muestra como la originalidad, los aportes, una crítica, juicios fundados, análisis reflexivo, como una estructura y organización dentro del texto, reflejo de nuestros pensamientos. La tarea no es para agradar al maestro, es para enseñarnos a pensar por nosotros mismos, a comprender lo que el hombre ha pensado desde tiempos inmemorables y significar nuestro presente.

En mi experiencia como estudiante he probado muchas técnicas para redactar, organizar mis ideas y las del autor, estudiar antes de un examen o repasar aspectos importantes. A la hora de sentarme a escribir lo que más me ha ayudado es simplemente "escribir", se que parece simplista, pero solo lo es en apariencia. Al poner dos palabras, quizás cuatro, cinco... las que vengan a tu mente has dejado atrás la hoja en blanco y aunque después borres todo lo habrás hecho porque has pensado algo mejor, has decidido que puedes mejorar lo antes escrito. Conforme avanzas, regresas al texto original, lo relees y lo transformas para decirlo con tu propio léxico. Cuando te das cuenta llevas una oración completa, un párrafo, dos, una cuartilla; ves que el segundo quedaría mejor al inicio y lo cambias, empiezas ese proceso de organización de las ideas.

También ayudan las fichas técnicas, organigramas, mapas mentales, conceptuales, seguir una estructura establecida por el profesor o el tipo de trabajo que vayas a realizar (reseña, ensayo, cuento, protocolo, etc.). En todos ellos habrá algo en común: idea general, ideas secundarias y conclusión; un esquema básico de construcción del pensamiento dado por la Lógica, utilizado en todas las ciencias y disciplinas. Con la experiencia te darás cuenta de que tienes una manera especial de comunicarte por escrito, que no dista mucho de la forma en que hablas: los que van directo al grano, los “choreros” (como yo), los que tienen un grado elevado de reflexión, lo que “cantinflean”, los sintéticos, los románticos y muchos más.

¡Arriésgate a escribir!, a ser ético hasta en las tareas más sencillas, a dar el mérito a quién pensó eso antes que tu, a ser corregido y aprender de tus errores. Piensa qué hay detrás de una simple frase, ya sea en la televisión, la radio, las redes sociales, la lectura del profesor, el discurso del político. Escribe lo que piensas y revisa lo que escribes, léelo y reléelo, encontrarás más que decir con cada borrador. Todos los intelectuales lo hacen, ninguno publica su texto a la primera, debe pasar por una revisión, no solo la propia, sino la de editores, correctores de estilo y colegas. Date tiempo para meditar por qué debes hacer esa tarea ¿mero capricho del profesor?, ¿por qué quiere martirizarte durante el fin de semana o vacaciones?, ¿de dónde vienen tus propios prejuicios acerca de la tarea? En resumen: lee, comprende, piensa, escribe y reescribe.

Esperando ser de ayuda y no haberte aburrido me despido de ti querido lector.
DiGaMaLa

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